La turbulenta metrópolis paquistaní vista como el campo de batalla de gánsteres y políticos, en un país cuyo inicuo sistema agrario empuja a los haris empobrecidos hacia sus suburbios.
El último asalto del gobierno militar en Pakistán convierte al país en bastión del tablero de ajedrez de Asia occidental: apariencia y realidad de la dictadura de Musharraf y de la complicidad que muestra con ella la oposición clerical fundamentalista.