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Adiós a Britannia ¿Ruptura o nueva unión?
¿Ha inyectado el Acuerdo sobre Irlanda del Norte una dosis fatal de constitucionalismo en el arcaico Estado del Reino Unido? Tom Nairn realiza un ejercicio de prospección de las relaciones que podrían establecerse entre las Islas, pero advierte que sin su propia reconstitución Inglaterra podría convertirse fatalmente en una anomalía dentro del archipiélago.
El Nuevo Laborismo: ¿mantenerse a flote?
En el ámbito de la política económica, el Nuevo Laborismo presenta sólidas analogías con las medidas y las intervenciones protagonizadas por los gobiernos de Margaret Thatcher, mientras que, en la esfera pública, Tony Blair y su equipo propugnan una política desideologizada y alejada de los procesos de validación y discusión democrática típicos de los partidos políticos. Ross McKibbin interviene en el debate que ha tenido lugar en los últimos números de la NLR.
Populismo corporativo y democracia sin partidos
¿Existen más tensiones en las reformas constitucionales del Nuevo Laborismo que las sugeridas por el modelo de «democracia sin partidos» pergeñado por Peter Mair? Anthony Barnett sostiene que el estilo de gobierno de Blair se halla realmente más próximo al de la dirección de una corporación de la comunicación, y opina que el modelo fracasará ante las dispares realidades del Reino Unido.
De nuevo sobre la paradoja Blair
Respondiendo al artículo de la Peter Mair publicado en la NLR 3, David Marquand sugiere que la ambición de Blair de consolidar el poder como un gobernante por encima de las disputas partidistas es menos novedoso de lo que parece. El régimen de Baldwin durante la década de 1930 ofrece ciertas similitudes sorprendentes.
Democracia sin partidos. Aparentes paradojas del Nuevo Laborismo
Con frecuencia se acusa a la gestión de gobierno del Nuevo Laborismo en el Reino Unido de comportarse de modo paradójico: devolución de poderes a las regiones y a las ciudades, concentración del poder en el poder ejecutivo central y en las estructuras que lo sostienen. Peter Maier sugiere que no existe tal contradicción: el proyecto de Blair consiste en un sistema «consensual» que se coloque por encima de la política y se halle purgado de partidos tradicionales.